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Capitalismo subsidiado

Algunos creen que es suficiente con denostar al capitalismo para construir un discurso radical. Así obvian el esfuerzo de distinguir entre las distintas fases del capitalismo y el análisis de cómo se concreta en cada momento y circunstancia. Quienes obvian el análisis específico de lo que supone el neoliberalismo son incapaces de describir las batallas que va ganando día a día. Ésos con la crisis ya lanzan las campanas al vuelo augurando el fin del capitalismo. Ojalá fuera tan sencillo. La presente crisis no necesariamente tiene que acabar con la destrucción del capitalismo por ineficaz. El capitalismo nunca ha sido eficaz, si por eficacia entendemos la optimización de los recursos para satisfacer las necesidades de la población. El neoliberalismo se está reforzando con la presente crisis. La crisis no se ha acabado ni para las personas, ni para el planeta. Pero para el Capital la crisis se va resolviendo a su favor: empobrecimiento, pérdida de autonomía individual y degradación de la naturaleza. El neoliberalismo es la forma que adopta el capitalismo para gestionar la crisis global que ha generado, incrementado exponencialmente la acumulación de beneficios. Neoliberalismo y crisis endémica son términos idénticos, como enriquecerse generando crisis.

La economía clásica distingue varios ciclos en la historia del Sistema Financiero moderno. Nace tras las guerras napoleónicas en la Convención de Viena de 1815 donde se reinstaura el absolutismo monárquico en Europa. La burguesía renuncia al poder político a cambio de tener carta libre en la economía. Los Rosthschild se convierten en banqueros de reyes y Estados, someten a todos a sus dictados. El Sistema Financiero actual no es más que la metástasis de la banca Rosthschild. Es la casa donde mora la acumulación del capital. El capitalismo da sus primeros pasos sometiendo a una explotación inmisericorde a las masas de braceros desocupados. Con el feudalismo la gente pertenecía a un señor, éste estaba obligado por el pacto de fidelidad a garantizarle sus condiciones de vida. Con el capitalismo no. Surge una nueva forma de explotación, trabajo a cambio de un jornal y punto. El empresario se desentiende de las condiciones de vida de sus empleados. No le importan. Él les paga el jornal y no quiere saber nada más. Que el jornal no les llega para alimentarse, no es su problema. Si no rinden como quiere hay muchos para escoger.

Este sistema no habría tenido éxito, no habría transformado el mundo, si no fuera por la máquina de vapor inventada por Watt en 1820. Para tener una industria eficaz no es suficiente con tener mano de obra barata, eso estaba al alcance de cualquiera con capital. Incluso en la época del imperio romano ya existían talleres de manufacturas en las que se trabajaba en un régimen de esclavitud similar a la ciudad de Manchester de 1820, y su importancia histórica es irrelevante. Desde Watt para ser eficaz había que invertir en maquinaria y organización eficiente para sacarla el máximo provecho. A un hombre es fácil explotarle, para explotar una máquina no vale cualquier cabrón que grite y arree fuerte. Hay que saber. La maquinaria se hacía de acero y necesitaba carbón para funcionar. Quien tuviera acceso barato al acero y al carbón conquistaría el mundo. La historia del capitalismo desde 1820 es la historia de la innovación tecnológica y el control de la energía. Más a partir de la segunda revolución industrial de 1880 con el descubrimiento de la electricidad. En 1880 el Oil Trust de Rockefeller (una de las metástasis de los Rosthschild) controla el 95% de mercado petrolífero estadounidense. Con la electricidad se multiplica la productividad industrial, la mano de obra seguía siendo barata y sobrante. Esto desemboca en la gran depresión de 1929, que es una crisis de la demanda. La producción industrial era inmensa, pero no había demanda, no había nadie que comprara. Caen los precios agrícolas y de los productos industriales. La crisis sistémica de 1929 habría acabado con el capitalismo. El capitalismo habría sido una curiosidad histórica sin mayor trascendencia. Habría muerto de éxito al lograr producir más de lo que se vendía (No de lo que se necesitaba).

Este callejón sin salida fue resuelto por el Movimiento Obrero. Fue gracias a los derechos políticos conseguidos por el Movimiento Obrero (asociación, huelga, libertad de expresión) como se consiguieron unas condiciones de vida mejores para un sector cada vez más amplio de población, eso afectó directamente al incremento de la demanda. Y ésta tiró de la producción y sacó al mundo de la depresión. Un ciclo virtuoso que duró cincuenta años y trasformó el mundo definitivamente. La existencia de un Movimiento Obrero consciente, organizado y con capacidad para gestionar la sociedad como había demostrado en la Comuna de Paris en 1848, en Rusia en 1917, en España en 1936 hizo que surgiera la socialdemocracia en Europa y las políticas Keynesianas en USA, el alumbramiento del Estado del Bienestar. Salario mínimo, educación, sanidad, pensiones públicas, seguro de desempleo… El Estado como factor determinante de la actividad económica. Generando gasto con políticas de subsidios e inversiones, reequilibrando la distribución de la riqueza con un sistema fiscal progresivo. El capitalismo es una historia de éxitos gracias a méritos ajenos, a las innovaciones tecnológicas y a su peor enemigo, el Movimiento Obrero. Si algo caracteriza al capitalismo es su incapacidad de progresar en circunstancias de pleno empleo de todos los factores productivos. Mano de obra, tecnología y distribución. El capitalismo es despilfarro, sobre todo de mano de obra, de personas. Necesita un stock de mano de obra para tener beneficios. Fue la intervención estatal de los años 1930 a 1975, presionada por el movimiento obrero y el miedo a la URSS, lo que garantizó el pleno empleo de todos los factores de producción. Con política fiscal redistributiva, inversión y subsidios se produjo el periodo de crecimiento económico sostenido más largo de la historia. No fue el capitalismo, fue el reparto de riqueza lo que sacó a la sociedad de la ruina provocada por el capitalismo. En los años 80 con Reagan y la Teacher se acabó el ciclo virtuoso.

Para el pensamiento marxista el capitalismo es una etapa necesaria por la que debe transcurrir la sociedad para llegar al socialismo. En la sociedad feudal la población estaba asignada al titular de la tierra. El sistema político descansaba en el vínculo de fidelidad entre los siervos y el señor feudal. Y entre los señores feudales y el monarca. En esa sociedad surge una clase, al principio marginal, formada por hombres libres: artesanos, comerciantes y banqueros. La burguesía al desarrollarse entra en contradicción con los principios y valores del feudalismo y, como una evolución natural, sustituye al poder feudal. La burguesía se establece como clase dominante legitimada por la democracia parlamentaria. Esta lógica hegeliana hace suponer a los marxistas que del capitalismo surgirá una nueva clase social, el proletariado, que irá incrementando su conciencia y organización hasta sustituir al sistema de producción capitalista e implantando el socialismo. En cada crisis del capitalismo ven la decadencia final de ese sistema de privilegios y la aurora de la definitiva emancipación.

Cuento de niños. El neoliberalismo, el capitalismo, el feudalismo, la teocracia protohistórica son fases del mismo proyecto histórico. El Poder. El feudalismo no es enfrentado y superado por el capitalismo. El capitalismo era la forma que adopta el Poder en una sociedad industrial. Igual que el feudalismo es la forma que adopta el Poder en una sociedad rural. Así el neoliberalismo es la forma que adopta el Poder en una sociedad posmoderna (Cuando hablo de neoliberalismo quizá esté utilizando una terminología imprecisa, pero no encuentro otro término para definirlo). El Poder nunca ha atendido a las necesidades de los individuos, sino a perpetuarse y engrandecerse, incluso a costa de generar miseria, sobre todo a costa de generar miseria. Es la otra cara del Poder, el Poder lleva inscrito en sus genes la necesidad de generar miseria como instrumento de dominación. No sabe hacer otra cosa.

Describiremos algunas de las batallas que ha ganado el neoliberalismo con la crisis.

1.- Sabemos el coste del subsidio por desempleo. 420 euros por 6 meses = 2.520 euros por parado. Si esta ayuda llegara a un millón de personas el coste sería dos mil quinientos millones. Sabemos de los insultos, descalificaciones, acusaciones y amenazas con que ha sido acogida esta medida por la patronal y la derechota berluscona. Lo que no sabemos es el coste que ha supuesto el rescate de los activos tóxicos generados por el Sistema Financiero, porque ha sido declarado secreto de Estado. Los cálculos más optimistas lo cifran en varios miles de millones. Si hubiera sido solamente de cien mil millones, con esa cantidad se hubiera podido subsidiar a 40 millones de parados. La conclusión es más que evidente, con el neoliberalismo el Capital es el receptor único y global de todos los subsidios del Estado. El Capital es la gran prostituta subsidiada con el esfuerzo de todos. No solamente no genera riqueza, sino que tenemos que alimentarle con nuestra sangre. En lugar de estar agradecido nos los paga con insultos y amenazas, y pide más.

2.- El capitalismo en una sociedad posmoderna consiste en la aplicación de políticas económicas para subsidiar a los ricos y blindar su patrimonio. A la banca en primer lugar. A los terratenientes cazaprimas, la duquesa de Alba es la mayor receptora de subsidios, come en subsidios lo que 30.000 braceros. A los empresarios que con políticas de subvenciones, deducciones, bonificaciones, créditos cero se llevan una parte grande de la tarta de los subsidios. A la Iglesia, para mantener el déficit de cadenas radiofónicas dedicadas a emitir rock y goles, el nuevo mensaje evangélico. A los militares y policías, sectores improductivos por definición que viven del estipendio público sin contribuir en nada al incremento del PIB. A los políticos con jubilaciones de oro, por ocupar alguno de los más de 15.000 altos cargos públicos (autonómicos, estatales, de la Comunidad Europea) durante más de un año se les garantiza la jubilación máxima de la Seguridad Social de forma vitalicia desde que cesan en el cargo. El coste de estos políticos subsidiados de por vida es superior a los 5.000 millones de euros al año, lo suficiente para mantener el subsidio de desempleo para cuatro millones de parados.

3.- Esos 420 euros que habrán recibido algunos parados (al final el subsidio no llegará ni a 200.000 parados) nada más cobrarse se ponen en circulación y generan riqueza inmediatamente. ¿Qué hace alguien en la miseria cuando recibe un subsidio ridículo? Gastarlo inmediatamente en productos de primera necesidad. Ese gasto genera producción, la producción genera mano de obra, más gente con trabajo consume más, se produce más… El círculo virtuoso del desarrollo económico. Si además valoráramos la cohesión social y la disminución de la violencia, beneficios colaterales del subsidio, veríamos que el subsidio a los necesitados es fuente de riqueza y bienestar para toda la sociedad. ¿Qué ha pasado con los cientos de miles de millones que ha recibido el Sistema Financiero? Nada. Absolutamente nada. Se han volatilizado. Se han drenado recursos y energías que podrían estar generando riqueza y se han entregado a los ociosos para que los desperdicien.

4.- Todos los gráficos para describir los ciclos económicos desde el Egipto de los faraones nos muestran la misma constante, los picos de desarrollo económico se corresponden con épocas históricas de distribución de la riqueza. Los periodos de crisis y hambrunas se corresponden con momentos de acumulación de riqueza.

En 1970 el máximo responsable de una empresa ganaba 40 veces más que el empleado menos cualificado. En el año 2000 cobraba 1.000 veces más. En 1970 el 10% de la población acaparaba el 33% de los ingresos. En el 2007 el 10% de la población acapara el 55% de los ingresos. En ese periodo la renta subió un 30%, pero las clases medias sólo se beneficiaron de un incremento del 10%. Si tomamos como referencia el año 1980, la época de Reagan, tenemos que hasta el año 2007 el 1% de la población, los más ricos, vieron multiplicada su renta por 7, mientras que la renta de la clase media se incrementó un 22%, y ese incremento se debió a los años del gobierno de Clinton. Paradójicamente, desde el fin de la Segunda Guerra mundial la demanda se ha incrementado de forma constante y regular, con independencia de la política distribución o concentración de renta. Hasta el estallido de la crisis en el verano de 2007. Ahora estamos pagando las consecuencias. Ese crecimiento regular se apoyaba hasta las políticas neoliberales en la expansión de la demanda gracias a la distribución de riqueza. A partir del año 1980 el incremento de la demanda se consigue gracias al crédito, a la capacidad de endeudamiento. Esto destruye la aparente paradoja. Este endeudamiento encubre la acumulación desmesurada de riqueza durante el periodo de auge del neoliberalismo. El nivel de endeudamiento ha pasado del 46% de la renta disponible para los años 90 al 130% de la renta disponible en la actualidad. En poco menos de 20 años el neoliberalismo nos ha hecho el triple de pobres y endeudados. La deuda pública en España a pasado en dos años del 38% al 45% y se espera que para el año 2010 llegue al 120%. Algo catastrófico. Y para más guasa negra, el porcentaje mayor de esa deuda pública es el coste de sanear el Sistema Financiero. Un Sistema Financiero que nos va a seguir dando disgustos y pidiendo más. El Estado somos todos, aunque no queramos, a la hora de pagar, nada más que a la hora de pagar. Estamos condenados a trabajar para pagar un préstamo al individuo que nos ha robado, y al que le hemos tenido que pedir prestado porque nos hemos quedado sin blanca. Y este individuo se mostrará implacable como no le devolvamos lo que nos ha robado y luego prestado con usura. El neoliberalismo acabó con la época de bonanza generada por las políticas keynesianas. Nos ha traído esta miseria. Con el neoliberalismo el crecimiento económico se desvincula del empleo del factor trabajo. Desde 1980 el PIB deja de estar relacionado a la cantidad de factor trabajo utilizado. Se vuelve al despilfarro de recursos.

Hemos vivido en un espejismo de fiesta permanente y despilfarro, auspiciado por el endeudamiento sin límites y la tercera revolución industrial, la TIC, la tecnología de la información y la comunicación.

5.- La concentración de riqueza que ha auspiciado y logrado el Neoliberalismo es la causa de la crisis que estamos padeciendo. Esta crisis se ha solucionado agravando la causa que la produjo. El incremento en la concentración de riqueza es el resultado que se ha producido al salvar al Sistema Financiero y es la causa de las crisis reales que sufrirá la sociedad durante mucho tiempo. El Estado se ha gastado el dinero de todos en comprar basura a los bancos. El Sistema Financiero se ha salvado a costa de empeñar a toda la población durante tres generaciones. Esto explica cómo, estando la economía real por los suelos, ha vuelto la exhuberancia irracional a los mercados de valores y que las bolsas hayan duplicado su cotización en los últimos cuatro meses. ¿Con qué dinero, si están todos los balances en pérdidas? Con el de todos, el que nos han robado. Esto augura, por muy contradictorio que nos parezca, la coexistencia de un Sistema Financiero robusto y en permanente acumulación de riqueza, con una sociedad empobrecida, endeudada y enferma. No es contradictorio, es la disociación definitiva entre Realidad: naturaleza, individuos, sociedad, y Divinidad: Sistema Financiero, Mercado y Capital, la Santísima Trinidad. Esta disociación es aparente, lo real a estas alturas está sometido absolutamente a la Santísima Trinidad. Es ella quien conforma, deforma, reforma, informa a su antojo naturaleza, individuos y sociedad.

Resistir ahora es no ceder a la reducción de la indemnización por despido, acabar con la precariedad laboral, luchar por un seguro de desempleo que cubra totalmente esta contingencia, exigir impuestos progresivos y el gravamen a las grandes fortunas y sociedades mercantiles, acabar con la permisividad a los incumplimientos empresariales y las quiebras fraudulentas con coste al Estado. Socializar el Sistema Financiero puesto que lo hemos pagado entre todos. Liquidar los subsidios de lujo para las la banca, terratenientes, industriales, políticos en paro, ONG’s dedicadas a la evangelización por el rock y el fútbol, eliminación de funcionariado oficioso, policías, militares, altos cargos y políticos. Precisamente todos aquellos que se quejan de que un desempleo con cargas familiares tenga un subsidio de 420 euros durante seis meses. Todas estas medidas favorecen, cada una en su ámbito, la distribución de la riqueza. Causa efectiva del desarrollo económico. Y liberan tal cantidad de energías y recursos como para sortear la crisis como si nada.

La sociedad posmoderna podemos describirla como la sociedad de la conexión global. Todos estamos conectados a unos medios de comunicación que mediatizan nuestra conciencia. En gran parte somos, pensamos, deseamos y necesitamos lo que los medios nos dicen que seamos, pensemos, deseemos y necesitemos. Los medios sustituyen a todo, nos entretienen, nos educan, nos curan… Todo lo hacemos por su mediación. En la sociedad posmoderna sobra todo lo que antes se consideraba imprescindible y se llamaban instituciones: familia, escuela, fábrica, hospital, iglesia, estado, parlamentos, jueces. Todos somos capaces de visualizar una sociedad sin esas instituciones. Incluso sin ejércitos ni policías. En el futuro bastará la amenaza de desconexión para que cumplamos fielmente con las obligaciones impuestas. Todos estaremos identificados en cualquier lugar donde nos encontremos. Si no tenemos la conexión activada, tarjeta roja y muerte por inanición. Sin conexión no podremos abrir el grifo del agua, comprar comida, encender la luz, abrir las puertas automáticas de un ascensor o salir del portal de casa. El sistema penal estará apoyado en reducción de puntos, cada vez más conductas estarán sancionadas con pérdidas de puntos. No habrá jueces ni tribunales, la sociedad estará regida por un programa informático cuya lógica no podrá conmover nadie. Todo estará automatizado, localizado, identificado y ajustado según un protocolo inmutable a la voluntad de las personas, sea rey, empresario u obrero. Todos iguales, con un carné por puntos desde que nacemos. Pero diferentes, unos con más puntos que otros. El dinero servirá solamente como reflejo de los puntos que se tienen. Que gritas, te quejas, protestas tantos puntos menos por molestar. No es que no existirá libertad de pensamiento. Estará garantizada por leyes solemnísimas y habrá congresos internacionales para protegerla. No te quitarán puntos por pensar, te quitarán puntos por molestar a los demás con tus pensamientos. Te quitarán puntos por casi todo, incluso por respirar donde no debes.

En esa sociedad el poder económico pasará por algo tan misterioso que la mayoría de la gente ni siquiera podrá pensar que existe, y mucho menos sabrá cómo funciona. Habrá grandes instituciones corporativas que serán dueñas absolutas de todo, incluso de personas que estarán fidelizadas de por vida a una corporación que le garantizará la subsistencia a cambio de su acatamiento incondicional. Como en la época feudal, donde la tierra pertenecía al rey o al señor feudal, no se podía comprar ni vender, estaba asignada por derecho divino (derecho de conquista o ley del más fuerte). En el futuro próximo desaparecerá la propiedad privada, nadie será propietario más que de bienes caducos, que tendrá que reactualizar constantemente. Nadie concreto será propietario de algo concreto, una casa, un terreno. Todo lo que exista estará titularizado a través de una maraña de corporaciones y acciones imposible de desentrañar. Nadie sabrá exactamente qué tiene, ni cuánto vale sino en el momento en que quiera canjearlo por puntos. Los puntos serán facilidades de conexión y suministro. A tantos puntos tal nivel de vida. Aire no contaminado. Vistas a un decorado de playa. Chequeos médicos automatizados cada quince minutos para evitar las nuevas formas de enfermedades sigilosas que matan en media hora. Sonrisas de más de 50 grados de longitud facial. Zonas VIP. Permiso para reproducción genética. Esas corporaciones económicas tendrán tal grado de complejidad organizativa que su sistema operativo solamente estará al alcance de máquinas con gran capacidad de computación, que se replicarán y perfeccionarán unas a otras.

El neoliberalismo es la forma de organización económica que adopta el Poder en sociedades posmodernas donde la historia ha concluido para siempre y la humanidad ha quedado definitivamente sometida. Podemos resistir, pero sabiendo lo que se nos viene encima, que es más y distinto del capitalismo, sin dejar de ser la misma cosa.

Las crisis económicas las utiliza el neoliberalismo para reforzarse, siempre se resuelven a la argentina, con un empobrecimiento general de la población. Ahora el objetivo es la clase media, ya que los parados, trabajadores precarios e inmigrantes no tienen nada que se les pueda arrebatar, se lo han quitado ya todo. La clase media casi no existe, se diferencia de la clase baja en que tiene hipotecas. La clase baja no tiene nada. La clase media no tiene nada que no esté hipotecado. Lo que cree que tiene, fondos de pensiones, ahorros en el banco, cuando vaya a echar mano de ello no valdrá el sacrificio que le costó juntarlo. Quiebran los fondos de pensiones y las formas de inversión donde junta para mañana la clase media.

El neoliberalismo extiende la miseria a todas las clases sociales, excepto a la cúspide de la clase alta. También parte de los que se creen clase alta son víctimas del Sistema Financiero. El caso Mardoff es un ejemplo de cómo se las va ingeniando el Sistema Financiero para desplumar a todas las clases. En la cola del ‘DIA’ coinciden el parado y el empresario arruinado. Sí, es asombroso, pero es lo que tiene la vida, nos depara sorpresas sin límite. Una sociedad sin ejércitos, ni policías, casi sí. Una sociedad donde todos seamos iguales, casi sí. Una sociedad sin propiedad privada, casi sí. Una sociedad sin clases sociales, casi sí. Pero no necesariamente el paraíso. Es un casi cada vez más pequeño, pero en eso precisamente está la fuerza del Poder, en hacerlo cada vez más pequeño sin que desaparezca del todo, acumulándose cada vez en menos. El Sistema Financiero ha devenido en entidad con autonomía propia y lógica interna. En su desarrollo se lleva todo por delante. Extiende la miseria haciendo cada vez más precaria la vida de todos, con independencia de la clase a la que pertenezca. Vivimos instalados en la premura y la inseguridad. Casi todos, yo personalmente puedo dar fe de que no conozco a nadie que pueda considerar afortunado con este sistema. Intuyo a muchos que podrían llevar una vida de plenitud a nada que cuestionaran el sistema y pensaran por sí mismos.

Casi todos agotándonos en una actividad frenética. Incluso los famosos. Para compensar tanta miseria los medios nos ofrecen la vida rutilante de los famosos, en peregrinación constante de fiestas y exhibición de belleza. Algo que intuimos bastante incómodo y muy laborioso. Eso es lo más que puede ofrecer el Sistema Financiero a sus grandes nigromantes. Si eso es todo lo que ofrece a sus más fieles servidores, imaginad lo que nos toca al resto. La destrucción del Sistema Financiero debería ser el programa mínimo de todas las personas, con independencia de la clase social a la que pertenezcan. El Sistema Financiero está en guerra contra la humanidad, y no nos hemos enterado. La humanidad debe declarar la guerra al Sistema Financiero y destruirle. Ahora más que nunca el Poder aparece con su verdadero rostro, como el enemigo absoluto de la razón y la conciencia. Ahora es el momento para derrotarle, antes que campe a sus anchas y lo someta todo. Ahora le tenemos identificado, sabemos donde mora la bestia, en el Sistema Financiero, no dejemos que se nos escape. El arma para derrotarle es aplicar políticas de distribución de la riqueza, la única que además nos permite el bienestar material, el progreso de la sociedad y la evolución de la conciencia.

Juan de la Lama