De cuchipanda: este domingo, unos compas hemos subido a la Bola del Mundo en un día soleado y de temperaturas suaves.

Por Niño Galleta - SOV de Madrid

No había subido nunca a la Bola del Mundo en este plan, andando, o casi escalando (seguro que una compañera que vino con nosotros está más de acuerdo con la utilización del segundo gerundio, válgame la Macarena y ésta es una expresión gratuita y libre de religiosidad...). El caso es que me he quedado pasmao ante un paisaje increíble, a pesar de los remontes, pistas de esquí y hormigas-humanas que iban deslizándose de un lado a otro. El ascenso ha resultado ser un poco duro, pero cada uno hemos ido subiendo a nuestro ritmo y, después, una vez arriba, en la propia estación de repetidores o Cabo Cañaveral (porque aquellos trastos parecía que iban a despegar en cualquier momento, rumbo a Parla...), hemos zampado como fieras aunque sin pelearnos por las viandas; después, mientras unos hablaban, otros hemos hecho el cabra loca con bolsas de plástico deslizantes: ahora me explico porque me duele tanto el culo.

Íbamos a coronar La Maliciosa, pero en un alarde asambleario (Anarquía, Autogestión, bla, bla, bla...), hemos decidido no hacerlo cada cual con su excusa, bien estudiada en la anterior subida. Por ello, nos encaminamos a Navacerrada, charlando tranquilamente, de chascarrillo en chascarrillo.

Hablando entre los compas que, más o menos, organizamos estas salidas, nos parece hora ya de montar una excursión más tranquila, en llano, incluso con la posibilidad de que los compañeros y compañeras que tengan criaturas se vengan con ellas. ¿Adónde iremos? Suspense, emoción, misterio, dolor de culo (el mío)...