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La CNT, contra el Estatuto Básico del Empleado Público

La posición de la CNT frente al contenido del borrador del anteproyecto de ley de estatuto básico del empleado público quedó claramente expresada por su Comité Nacional en junio de 2006: el anteproyecto pactado por el gobierno y los sindicatos llamados mayoritarios tiene como principal finalidad el introducir las formas y maneras del sector privado en las administraciones públicas, considerando erróneamente que la solución a los problemas del sector público es el incremento de la competitividad en el sector, mediante el reforzamiento de la promoción laboral basada en el acicate económico y la evaluación del desempeño. A pesar de los claros resultados negativos tanto para los trabajadores públicos como para los ciudadanos que las experiencias previas en esta dirección han producido,  la socialdemocracia y los sindicatos reformistas se empecinan en la dirección equivocada.
A grandes rasgos, lo que este anteproyecto configura para el futuro es la disminución de la estabilidad de los trabajadores en su puesto de trabajo, el aumento de la contratación arbitraria de trabajadores   interinos,   la   creación   de   una   nueva   “casta”   en   la   administración   compuesta   por directivos   nombrados   directamente   por   los   altos   cargos   y   establecer   retribuciones   salariales variables en función de la evaluación del desempeño en el puesto de trabajo. El efecto de todas estas medidas no es difícil de prever: generará inquietud en los trabajadores que hayan obtenido su plaza en concurso ante el temor de perderla, aumentará el número de trabajadores temporales contratados de forma poco transparente, las retribuciones salariales serán una incógnita mensual y las relaciones personales se enturbiarán por el aumento del clientelismo y la arbitrariedad. Este tal vez sea el panorama que consideran adecuado los políticos para la administración, pero seguramente no es en absoluto el que desean los trabajadores.

¿Es  posible una administración pública  verdaderamente al servicio de la sociedad? ¿Es posible convertirla   en   un   órgano   coordinador   e   informador   libre   e   independiente,   controlado   por   los trabajadores, y que nada tenga que ver, por lo tanto, ni con la burocracia al servicio de los políticos de turno que buscan unos, ni con la empresa pública pseudo­capitalista que buscan otros?

En la CNT creemos que sí.

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