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Terrorismo de Estado



El funesto azote del terrorismo

 

Existe una estratagema habitual para obligar a la población de cualquier país a apoyar las políticas a las que se oponen: hacer nacer el miedo a un terrible enemigo, que se propone destruirles. "El funesto azote del terrorismo" era una elección natural para esta función a principios de la década de 1980, cuando Estados Unidos trataba de confeccionar un enemigo lo suficientemente débil como para poder atacarlo con impunidad, pero lo suficientemente amenazador como para movilizar a toda la población en apoyo (...) El significado de la palabra "terrorismo" no se discute seriamente. (...) Un manual define el terrorismo como "el uso calculado de la violencia o la amenaza de la violencia para alcanzar objetivos políticos, religiosos o de naturaleza ideológica. Se lleva a cabo a través de la intimidación, la coacción o del miedo". (...) Hay muchos Estados terroristas en el mundo, pero el caso de Estados Unidos es poco corriente, pues está comprometido oficialmente con el terrorismo internacional, y a un nivel tal que avergüenza a sus rivales.
Recordemos el año 1985, cuando la preocupación de los medios de comunicación por el terrorismo llegó a su punto álgido. El mayor acto terrorista fue la explosión del vuelo de Air India, en el que murieron 329 personas. Los terroristas habían sido entrenados en un campo de adiestramiento paramilitar en Alabama, dirigido por Frank Camper, donde se instruía a los mercenarios para cometer actos terroristas en América Central y en otros países. Según los ex-mercenarios, Camper tenía relaciones estrechas con los servicios de información americanos. (...) Cualquier relación de un terrorista con Libia, por muy frágil que sea, es suficiente para demostrar que Gaddafi es un "perro loco" que debe ser eliminado. En Oriente Medio (...) el mayor acto terrorista fue la explosión de un coche bomba en Beirut, que causó la muerte a ochenta personas e hirió a doscientas (...) El ataque fue organizado por la CIA (...) De ello se deriva que EE.UU. se lleva el primer premio por actos de terrorismo internacional, en el peor año de la plaga oficial.
En 1986, el mayor acto terrorista individual fue el bombardeo americano de Libia (...) brillantemente expuesto por los medios de comunicación; el primer bombardeo de la historia emitido por la televisión en hora punta (...) La Casa Blanca explicó que aquello era "una autodefensa ante un futuro ataque" y una reacción mesurada ante la explosión de una bomba en una discoteca en Berlín Oeste de la que se aseguraba que había sido responsable Libia. (...) Un informe de Berlín, media hora antes del ataque a Libia, decía que los oficiales tanto de Estados Unidos como de Alemania Occidental no tenían pruebas de la implicación de Libia en la explosión de la discoteca en Berlín, sólo "sospechas" (días antes se hablaba de certeza). Pocas semanas después el equipo de investigación policial alemán de la explosión publicó que nunca había tenido conocimiento de una "conexión libia" (...) y se descubrió que las dramáticas historias de los altos funcionarios de la administración (estadounidense) sobre la alerta de Berlín tras las pretendidas "intercepciones" libias, que fracasó sólo por quince minutos para salvar a las víctimas de la discoteca era una completa invención. (...) (El bombardeo de Estados Unidos provocó unos cien muertos, en "represalia" a una explosión que provocó dos muertos, uno de ellos militar norteamericano).
El terrorismo internacional no es, por supuesto, una invención de los años ochenta. En las dos décadas precedentes, su mayores víctimas fueron Cuba y Líbano. El terrorismo anticubano fue dirigido por un grupo especial creado en noviembre de 1961 para conducir operaciones secretas contra Cuba, con un presupuesto anual de 50 millones, dirigido en parte por la base de la CIA en Miami (estas operaciones incluyeron bombardeo de edificios, hundimiento de barcos, envenenamiento de cultivos y ganado, contaminación de alimentos, explosión de aviones civiles). (...) En los ataques terroristas de Líbano, miles de personas fueron asesinadas y cientos de miles sacadas de sus casas.
A la luz de hechos como éstos, nos preguntamos, ¿cómo es posible que los medios de comunicación y los intelectuales mantengan la tesis exigida de que la plaga de la edad moderna está dirigida por la "sed de terror mundial, cuyo fin es la desestabilización democrática de occidente"? ¿Cómo es posible que los medios de comunicación sigan identificando a Irán, Libia, la OLP, Cuba y otros enemigos oficiales como los líderes en la práctica del terrorismo internacional? La respuesta es simple: el terrorismo es terrorismo sólo cuando está dirigido por enemigos oficiales; cuando los agentes son Estados Unidos o sus clientes, es una defensa de la democracia y los derechos humanos. (...) Pero si el deber es proporcionar una tapadera a las atrocidades apoyadas por Estados Unidos, de manera que puedan actuar con impunidad al tiempo que demonizan a los enemigos del Estado, los hechos pueden eludirse como si fueran una pequeña molestia.
Si el terrorismo internacional aumenta (...) la forma evidente de represalia es, por supuesto, pagar a los patrocinadores con la misma moneda, por difícil que pueda ser esta respuesta legítima en las sociedades occidentales que encuentran difícil comprender que otros no compartan sus normas de democracia, libertad y humanismo. Una respuesta legítima no incluye, sin embargo, el bombardeo de Tel Aviv y Washington.

"Ilusiones necesarias. control de pensamiento en las sociedades democráticas"

Noam Chomsky