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El Islam y las mujeres

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Según los especialistas, el islamismo es un fenómeno en fase de estancamiento o, lo que es lo mismo, de regresión. Esta es, entre otras, la opinión de Gilles Kepel (estudioso de los movimientos islámicos) que, en la revista Histoire de septiembre de 2000, afirma que "hemos salido de la época del islamismo triunfante". Esto lo argumenta con distintos hechos. La nueva generación de jóvenes soberanos (Marruecos, Jordania, Siria) se ha formado en la cultura universal, incluida la occidental, sin embargo el Islam rechaza la cultura occidental porque es impía y perniciosa. Además, han surgido reformadores en Irán a los que, según Kepel, el pueblo ha insuflado las reformas. En cuanto a la guerra santa (yihad) contra los infieles, uno de los pilares de la doctrina islámica, que pretende que se imponga por las armas la ley islámica (la sharia), en todos los países en los que vivan musulmanes, no hay más que constatar que sólo sucede en Chechenia o Cachemira; según Kepel, se trata sólo de epifenómenos, y de hecho hay cada vez menos jóvenes voluntarios para la yihad. Queda el caso de Afganistán y los talibán, que, según Kepel, horroriza al resto de la población musulmana por su extremismo. Habría que saber si los nuevos soberanos serán capaces de conducir a buen fin las reformas económicas. Porque el islamismo prospera en las capas sociales desfavorecidas, entre los jóvenes, que rechazan el viejo mundo corrompido e incapaz de mantener sus promesas en lo relativo a una mejora de la calidad de vida de la población.
Constato también que en Irán o Marruecos se sigue censurando la prensa "demasiado" progresista y se encarcela a los jóvenes que reclaman mayor libertad de expresión. En resumen, el reto está planteado; si los progresistas son incapaces de emprender las reformas sociales y económicas, si la miseria persiste, se estará haciendo el juego a los partidos islámicos, que se ofrecerán como la única alternativa posible, al estar en oposición total a todos los regímenes antiguos. Además, la mitad de la población de los países musulmanes, las mujeres, está continuamente vejada. Ellas empiezan a rebelarse en muchos países a pesar de los riesgos, demostrando de este modo que la sed de libertad individual es un hecho humano intrínseco.
Un ejemplo: desde siempre las mujeres han querido controlar su fecundidad, a pesar de las amenazas de las leyes de los Estados y las religiones de todo pelaje. En nombre del respeto a las tradiciones, algunos consideran preferible no incluir en las reivindiaciones mundiales los derechos de las mujeres a la contracepción y el aborto. Por otra parte, está el hecho de que con este argumento se pueda tolerar todo, al fin y al cabo la tortura ha existido siempre, es una tradición, también la esclavitud, la pena de muerte, etc. Veo que incluso en Irán, país ultraislámico, las mujeres, a pesar del lavado de cerebro que han sufrido, y a pesar del riesgo que corren (la lapidación, que es también una gran tradición) tratan, a escondidas de sus maridos y de los ayatolás, de controlar su fecundidad.
La fecundidad ha bajado de 7,2 a 2,3 niños por pareja en el espacio de veinte años, y esta bajada de la tasa se produce en todos los países musulmanes, excepto Afganistán…
De la mujer que se maquilla bajo el velo a la que se coloca mal el velo, todas ellas resisten con los escasos medios que tienen a su disposición. Así, en Irán muchas huyen de una familia en la que el padre y los hermanos tienen todos los derechos sobre ellas.
El periódico de Teherán, Entekhab, relata un suceso en el que un padre de familia ha estrangulado a su hija por haberse fugado. Unos días antes, el periódico Irán, informaba que en los últimos seis meses se habían encontrado los cuerpos de una treintena de mujeres asesinadas misteriosamente en Teherán. ¿Quién es responsable de esos crímenes? La mayoría de esas mujeres había abandonado el hogar a causa de la presión familiar. La República Islámica pretende haber logrado islamizar a la sociedad iraní desde un punto de vista moral para liberarla de los males que azotan a los países occidentales. Así, en Irán el Estado ha negado siempre la existencia de la prostitución. Sin embargo, una encuesta hecha por el ayuntamiento de Teherán demuestra que la prostitución ha existido siempre y, aún peor, el Estado islámico moralizador es responsable de este fenómeno. La investigación revela que la edad media de las prostitutas ha disminuido siete años en el periodo de 1990-1999, situándose en los 20 años. Esto confirma que "el 90 por ciento de las niñas que se fugan caen en la prostitución". La policía, por su parte, constata un aumento de las detenciones de niñas fugadas.
Para los especialistas, las fugas de niñas se deben principalmente a los privilegios otorgados a los niños dentro de la familia. Cito al respecto un informe del universitario Pourguive, que demuestra los efectos nefastos de la discriminación sexual y de la desigualdad de los sexos. En respuesta a la pregunta "¿Estás satisfecho de tu sexo?", el 86 por ciento de las niñas respondió que no, contra un 7 por ciento de niños. La política antifemenina, en la que algunos apelan al respeto a las tradiciones y culturas, explica estas cifras alarmantes.
Todo comienza con la obligación sobre la vestimenta impuesta a las niñas, el chador. Se utiliza debido a una serie de leyes discriminatorias contra las mujeres. Como otras muchas leyes, que afectan al trabajo, la educación, los viajes, el deporte, el matrimonio y el divorcio, el derecho a la propiedad y la herencia, y a testimoniar ante la justicia. Además de estas presiones, muchos países musulmanes han facilitado la presión y la injusticia ejercidas en el seno de la familia. Así, en algunos países el testimonio de una mujer no vale lo mismo que el de un hombre. En Irán o en Arabia Saudí, por ejemplo, la ley exime de responsabilidad jurídica a los hombres que hayan asesinado a su hija o su nieta.
En Nigeria, donde se ha establecido la sharia en nueve estados del norte del país, más de 200 mujeres fueron detenidas por "prostitutas", según las autoridades; en realidad se trataba de mujeres que rechazaban obstinadamente la prohibición de la segregación de hombres y mujeres en transportes y lugares públicos. Hay también dos jóvenes que se casaron sin el permiso del padre de la chica, que corren el riesgo de pasar varios años en la cárcel por ello; hay una mujer que recibirá latigazos por haber tenido relaciones sexuales fuera del matrimonio. Por todas partes hay actos de sublevación individual, a pesar del adoctrinamiento, la represión y el miedo. Lo que siempre ha sido natural en los seres humanos es la sed de libertad, el espíritu de revolución contra la opresión y la injusticia que se autojustifica por el moralismo, el hecho cultural, la tradición, la religión o las leyes… Nada justifica la opresión, el sexismo o el racismo. Ni siquiera las pretendidas "tradiciones" que se imponen por las armas y el crimen.

Régis B.