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Llamamiento a la expropiación.

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Por Emil D.

Tod@s sufrimos la violencia y represión del estado y el poder político-económico-militar. Tod@s somos obligados continuamente a vivir de una determinada manera, a vender nuestra fuerza de trabajo a un explotador, a comer lo que ellos producen, a caminar por donde ellos marcan, a emplear el ocio en consumir lo que ellos venden… Y el que se salga de la línea recibirá el duro castigo de su ley. El que se atreva a desafiar las más ridículas e impuestas normas del buen ciudadano será reprimido, denunciado, apaleado, insultado y encarcelado. La más benévola de las democracias es para nosotr@s el más violento estado policial.

Muchas veces nos han increpado: “queréis todas las ventajas y derechos pero ninguna obligación ni deber”. Repugnante falsedad. Nunca hemos pedido ni aceptado “sus” ventajas ni “sus” derechos. No los escogimos nosotros. No nos dieron opción. Nadie nos ha preguntado si queremos participar de “su” sistema sanitario, ni si queremos que nuestros hij@s se eduquen en “su” sistema educativo. Nacemos obligados a ello y no hay más que discutir. Que nadie nos hable de deberes y obligaciones. Cuando los seres humanos seamos realmente libres y capaces de decidir sobre nuestra vida y destino, decidiremos por común acuerdo cuáles son los compromisos a cumplir con nuestra sociedad. Pero mientras haya dioses que se crean con derecho a dirigir nuestra vida, no haremos ninguna concesión.

Por eso tod@s aquell@s que tenemos una conciencia revolucionaria, tod@s l@s que sabemos que la transformación del mundo solo llegará por la revolución, debemos rebelarnos continuamente contra todo, pues todo forma parte del mismo sistema-engranaje que nos tiene prisioner@s. No hemos de esperar al ansiado día para poner en práctica nuestra conciencia insurreccionalista, sino que hemos de provocar que la agitación social sea continua, a la vez que vamos creando conciencia, hasta que seamos suficientes para poner en jaque al capitalismo.

“La expropiación es el medio”, escribieron muchos autores. Nada más cierto. Y ella debe estar presente en nuestra lucha diaria. Expropiar significa obligar al empresario a devolver lo que ha robado al pueblo. Algún día seremos suficientes para expropiar los medios de producción. Que no se confíen, pues lo seremos y ese día no está tan lejos. Muchos de los que ahora viven lo verán, sin ninguna duda. Pero, de momento y hasta entonces, la rebeldía contra el sistema debe hacerse realidad allí donde haya conciencia libertaria. Expropiar artículos de consumo debe ser obligación moral si queremos hacer frente al capital. Expropiar en los medios de transporte significa dejarles claro que no aceptamos ningún transporte que no sea gratuito. Expropiar a los ricos y poderosos significa luchar por ganar la igualdad. Expropiar la vivienda es poner en práctica la ocupación y defenderla con todas las consecuencias. Y así, sin detenernos jamás, hemos de seguir expropiando al estado, a las empresas, a los propietarios, todo aquello que debería ser propiedad del pueblo.

El compromiso comporta riesgos, sin ninguna duda. Y no debemos olvidar demostrar nuestra solidaridad con los que sufren la represión del estado. Cada un@ decide y asume sus propios riesgos. Pero entre tod@s, aportando cada un@ nuestro grano, avanzaremos sin duda en un movimiento imparable.

Compañeras y compañeros: ¡expropiad sin descanso! Hagamos la vida imposible al poder y a tod@s l@s que lo defienden. Expropiemos todo lo posible y pongamos en marcha esa acción directa que, en un mundo lleno de mierda capitalista de los pies a la cabeza, es lo único que nos queda para que no muera nunca la esperanza revolucionaria. Para que permanezca en esos corazones que algún día estallarán de rabia y harán doblar la rodilla al capital.